¿Cómo afecta la madera en la crianza del vino?

bodega Vino

Sabemos que la madera tiene una gran influencia en el proceso de crianza del vino. Asimismo, son muchos los factores propios de la madera que afectan al resultado final de un vino: origen, edad de las barricas, su tostado o grano… Te contamos en este post cómo afecta la madera al vino en los meses de crianza.

¿Sabías que los primeros en utilizar la madera en el vino fueron los romanos? Sí, aunque fue casi por casualidad que se descubrió que el vino mejoraba tras permanecer en el interior de las barricas de madera semanas o meses, cuando se utilizaban como mero medio de transporte. Se descubrió entonces que la madera era la encargada de potenciar las características del vino y de aportar un sinfín de matices.

La madera de la barrica oxigena el vino y le dota de textura, cuerpo y aromas

 

Y es que, la barrica, elaborada con madera, contribuye a oxigenar el vino y también le dota de textura, en forma de cuerpo, y aromas, suavizando además su astringencia y tanicidad para conceder mayor estabilidad. Como norma general, el formato más utilizado es la barrica bordelesa de 225 litros. Sin embargo, el tamaño de las barricas que utilizamos en Las Moradas de San Martín va de los 225 litros a los 500 litros. “Nos gusta mucho utilizar las barricas de 500 litros, ya que el vino se maderiza menos que en barricas de tamaños más pequeños”, explican desde nuestro departamento técnico. Esto es debido a que existe menos contacto del vino con la madera. Durante este proceso, reducidas cantidades de oxígeno penetran en el interior de la barrica modificando de forma natural la estructura química de muchos de los componentes del vino.

Por otro lado, hay otros factores que marcarán los vinos, como es el tipo de madera y la procedencia. En nuestro caso, usamos barricas de roble francés. Por norma general, las de roble y de origen francés son las más caras. El roble se impuso entre las preferidas tras el paso del tiempo, demostrando una gran resistencia. ¿Sabías que, debido al tamaño de los poros de la madera, se propicia una velocidad de crianza y durabilidad diferentes? En general, el roble francés tiene unos poros más finos, que ayudan a que se respete más el sabor del vino y esto se traduce en gran elegancia y suavidad en el resultado final. A diferencia del roble americano, con poros más grandes, que hacen que las propiedades de la madera se transfieran más fácil y rápidamente al vino. Así, la madera cede al vino sus propios taninos y valores aromáticos.

Asimismo, la madera de roble francés aporta una serie de características gustativas y olfativas favorables al vino que no se consiguen con otros tipos de madera. Y es que, si algo caracteriza al roble francés es el aporte de las notas de vainilla, miel, frutos secos y especias dulces. También aquí el tostado de la barrica tiene un papel determinante, ya que aportará una intensidad a la madera que, a su vez, se reflejará en distintos aromas de torrefacción en el vino. Ese tostado se apreciará cuando catemos el vino, ya que es el responsable de dotarle de textura, persistencia en boca o un volumen determinados. En boca, la madera es fácilmente identificable. Y es que la crianza en barrica modifica la astringencia del vino y le concede complejidad, dulzura y nuevos matices.

El tipo de madera y el uso de la misma dependerá del estilo de vino que busque el enólogo

 

Pero todo dependerá del estilo de vino que esté buscando el equipo de enología de cada bodega. Por eso, será quien decida qué barricas va a utilizar, tipo de madera, edad de la misma, renovación del parque de barricas y, por supuesto, el tiempo que cada vino permanecerá en esas barricas, clave en el proceso de la crianza. “Nuestros vinos de garnacha tienen unas crianzas de varios meses en barricas de roble francés: 10 meses en el caso de SENDA, 14 meses en el caso de INITIO y La Sabina, y 23 meses en el de Las Luces”, explica nuestro equipo técnico, y añade que “durante el proceso de crianza de las barricas, trasegamos el vino para ir retirando las lías finas y así ir limpiando el vino, aprovechando el frío del invierno y la posición de la luna para este fin”. Y es que, indican, “no vamos buscando que la madera domine a la variedad, lo que buscamos con las barricas es estabilizar el vino, conservando la frescura y la variedad en el vino”. Por eso, la edad de la barrica varía en función de la añada y del tipo de vino. “Solo usamos barricas nuevas cuando la añada ha sido de gran calidad y el vino resultante tiene las características para aguantar este tipo de barricas”, explican.

Y es que en Las Moradas de San Martín elaboramos nuestros vinos con poca intervención, con el uso de levaduras propias y fermentaciones espontáneas, y sin clarificar ni filtrar. Nuestra intención es que en la copa de vino esté presente el terruño donde se asientan nuestras cepas viejas. De esta forma, ponemos en valor la variedad garnacha, la forma de conducción (vaso bajo), el sistema de cultivo (secano) y la localización (suelos arenosos de la vertiente madrileña de la Sierra de Gredos).

¿Quieres saber más sobre la elaboración del vino? Te esperamos en nuestras visitas a bodega. Además, ahora el primer sábado de abril comienzan nuestros talleres de cata, donde descubrir más sobre la garnacha, nuestro terruño y la vinificación de nuestros vinos.