En Las Moradas de San Martín creemos que el vino es una expresión del tiempo. No solo del que transcurre en la viña, entre cepas viejas de garnacha y albillo real, sino también del tiempo reposado, paciente, silencioso, que se vive en la barrica.
La crianza en barrica no es una técnica más, sino un arte que transforma, pule y revela el carácter más profundo de nuestros vinos. Hoy queremos contarte cómo evoluciona el vino en este entorno de madera noble, y por qué elegimos trabajar con barricas de roble francés y húngaro.
¿Qué ocurre dentro de una barrica?
Durante la crianza, el vino entra en contacto con el oxígeno de forma lenta y controlada a través de los poros de la madera. Esta microoxigenación natural suaviza los taninos, aporta redondez en boca y permite que los aromas se integren con elegancia.
Pero el tipo de madera también importa. En Las Moradas de San Martín usamos exclusivamente roble francés y húngaro, maderas que se caracterizan por su grano fino y su capacidad de aportar complejidad sin enmascarar la identidad de la uva. No buscamos vinos dominados por la barrica, sino vinos que expresen su origen con autenticidad, realzados por ella.
Albillo Real y Garnacha
Nuestros vinos de Albillo Real, una uva blanca casi olvidada en la sierra de Gredos, y de Garnacha, procedente de viñedos centenarios, encuentran en la barrica un aliado para mostrar su esencia.
Cada variedad evoluciona de manera distinta:
- El Albillo Real, la barrica potencia su textura cremosa y realza sus matices florales y minerales.
- La Garnacha, la madera ayuda a domar su carácter vibrante, afinando su estructura y desarrollando notas especiadas y balsámicas.
Enología tradicional y crianza consciente
La crianza en Las Moradas de San Martín se lleva a cabo en una nave especialmente diseñada, donde el control de temperatura y humedad nos permite crear las condiciones óptimas para una evolución pausada y equilibrada del vino.
Trabajamos con barricas de roble francés y húngaro de distintas capacidades: 225, 300 y 500 litros, lo que nos da una gran versatilidad en función del perfil de cada variedad y añada. Cada año renovamos aproximadamente un 20% del parque de barricas, lo que nos permite mantener el equilibrio entre la frescura de la madera nueva y la complejidad que aportan las barricas más neutras.
Además, contamos con foudres de 1.450 litros, que empleamos principalmente en los coupages y en la fase final de afinamiento. Estas grandes piezas de madera nos permiten redondear los vinos sin interferir en su carácter varietal, manteniendo siempre la esencia de nuestro terruño.
Tiempo y equilibrio
El paso por barrica en nuestras elaboraciones no responde a recetas fijas, sino al ritmo de cada vino. Algunas crianzas duran varios meses, otras superan el año. Lo importante es encontrar el equilibrio perfecto entre fruta, estructura y expresión varietal.
Porque en Las Moradas de San Martín no creemos en modas, sino en escuchar al vino y darle el tiempo que necesita para contar su historia.
Si quieres conocer a la sierra de Gredos y vivir en primera persona la historia que cuentan nuestras barricas, te esperamos en Las Moradas de San Martín, reserva aquí.