En Las Moradas de San Martín apostamos por la recuperación de las variedades autóctonas. Junto a la garnacha centenaria, entendimos que la albillo real tendría que ser protagonista de nuestros vinos. Hoy, más de veinte años después trabajando en su recuperación, elaboramos Albillo Real, un blanco 100% ECO, donde se cede todo el protagonismo a esta variedad madrileña. Un vino muy personal, único y gastronómico, como lo es esta uva. Te contamos sus peculiaridades y algunas curiosidades sobre su origen y cultivo en Madrid.
¿Cuál es el origen de la variedad albillo real?
Aunque variedad tiene un origen poco claro, lo que sí se sabe es que, desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX, la albillo real fue una variedad que se consumía fundamentalmente como uva de mesa, hasta que llegaron los postres Moscatel y de ahí se trasladó al vino. “La albillo real ha estado siempre muy arraigada en todo Madrid, de hecho, la Castellana estaba plantada con viñedo de albillo, pero empezó a desaparecer porque se eliminó la estacionalidad de la uva y el precio del vino blanco también decayó’, explica Isabel Galindo, enóloga de Las Moradas. Además, se trata una de las variedades más difíciles de encontrar fuera de España. Y es que la albillo real es una variedad de uva blanca autóctona española y de baja producción. Además, el cultivo de esta vid se encuentra localizada únicamente en la Ribera de Duero, Ávila, Galicia o en la Comunidad de Madrid.
En nuestros viñedos, la albillo real se encuentran en parcelas de montaña trabajadas con viticultura ecológica y biodinámica de secano sobre suelos de arena y rocas graníticas plantadas entre los años 30-40. Además, la vendimia la realizamos de forma manual en cajas, por la noche y con una posterior selección en mesa. Esta variedad blanca es relativamente neutra con un interesante índice de glicerol que ayuda a darle suavidad a los vinos. Asimismo, “la aireación de nuestros viñedos a casi 900 metros de altura sobre suelos frescos de buen drenaje aportan importancia al vino”, explica Galindo. Y entre sus peculiaridades está su pronta maduración, siendo siempre la primera de nuestro viñedo en ser vendimiada. Por eso, es habitual conocerla como la ‘tempranales’.
¿Cómo vinificamos la albillo real?
Tras ser vendimiada y escogida manualmente y de forma nocturna en el mes de agosto, la albillo se deja macerar 24 horas en frío. Posteriormente, se prensan los racimos enteros y se encuban hasta que arranca de forma espontánea la fermentación con las levaduras de la propia uva, un proceso que suele durar aproximadamente tres semanas. Una vez pasado ese tiempo, se lleva a cabo una crianza de 8 meses en barricas de roble francés de 500 litros usadas, donde se realizarán batônnages en luna llena. El 30% se elabora sin sulfitos, aportando mayor riqueza, complejidad y cremosidad. Además, se limpia de forma natural mediante el frío natural del invierno y los trasiegos, sin clarificar ni filtrar.
Esta variedad castiza histórica es de mucho valor por su singularidad, con tendencia oxidativa, pero de elegante guarda. Tiene un color pálido y aromas que nos recuerdan a dulce de membrillo, peras, flores blancas como el azahar o el jazmín, a cortezas de pomelo y a balsámicos. Es un vino blanco muy original por su boca untuosa y sedosa, con un final ligeramente salino, por la mineralidad aportada por el granito, y potenciado por un ligero amargor propio de la variedad que lo hace muy personal, único y gastronómico.
Un vino que elaboramos con la mínima intervención. Así, nuestro Albillo Real es un vino vegano y 100% ecológico, porque todos los procesos que realizamos para su elaboración son respetuosos con el medio ambiente, haciendo de este vino un producto mucho más único y especial. Y como colofón final, encontramos en su etiqueta un fragmento del relato que el escritor Óscar Sipán realizó para la bodega. Si quieres conocer más sobre nuestras variedades y viñedo, ¡te esperamos en nuestras visitas a bodega!