El examen olfativo de un vino es una de las etapas más importantes de la cata. Esto es debido a que el olfato es el sentido por excelencia de la alerta y el placer, que nos permite descubrir todos los aspectos aromáticos del vino. Y es que la sensibilidad olfativa es unas diez veces superior a la del gusto. Ser capaz de reconocer y encontrar los aromas, aunque complejo, resulta muy enriquecedor cuando estamos disfrutando de una copa de un buen vino. Además de descubrir sus cualidades, nos permitirá saber que el vino no presenta olores anómalos o defectos. Te contamos cómo hacer el examen olfativo de un vino.
El examen olfativo se realiza antes que el gustativo, es decir, antes de llevarnos el vino a la boca y dar un sorbo. Esto resulta fundamental porque el examen olfativo nos da información que podremos encontrar después en boca: si el vino tiene crianza en barrica, si huele a frutas, a flores o a madera…
Durante el examen olfativo, los aromas pueden percibirse por la vía nasal o retronasal
¿Sabías que existen dos caminos diferentes para percibir los aromas? Estamos hablando de la vía nasal, cuando olemos, en este caso el vino, y la vía retronasal, cuando los aromas suben desde la boca al beberlo. Para percibir los aromas en la vía nasal, deberás oler primero la copa en reposo y, posteriormente, volver a oler la copa tras haber agitado el vino, ya que aumenta la superficie de evaporación y nos permite percibir nuevos aromas. También te recomendamos oler la copa vacía, para identificar los aromas que deja la película del vino en sus paredes. Por otro lado, los aromas que percibimos en la vía retronasal surgen del movimiento de tragar y el barboteo, esto es, el gesto que hacemos al aspirar el aire con el vino en la boca, permitiéndonos sentir nuevos aromas.
¿Qué nos indican los aromas en un examen olfativo?
Básicamente, los aromas de un vino nos hablarán del tipo de uva y su elaboración. Y a través del examen olfativo podemos identificar cada una de las sustancias aromáticas que lo componen en función de la familia a la que pertenecen: frutas blancas, cítricos, florales, maderas, especias, minerales…
Estos aromas que detectaremos pueden proceder de la uva, del proceso de fermentación del vino, de la crianza en barrica y las maderas de las barricas. Además, dependiendo del año y la época que se realiza la vendimia, podemos encontrar unos u otros aromas. Estos aromas dentro del mundo del vino se clasifican en tres variedades: los primarios, que son los que aportan la uva y su mosto; los secundarios, que son los que proceden de la fermentación del mosto; y los terciarios, que son los generados durante la etapa de envejecimiento del vino.
Además, dependiendo de si es un vino tinto o blanco podemos identificar ciertos factores comunes. Por ejemplo, si se trata de un vino tinto, es fácil que encontremos notas herbáceas y a frutos rojos o negros. Asimismo, en los tintos envejecidos podemos encontrar fragancias a cuero o especias como en nuestro ‘Libro Once. Las Luces’. Por otro lado, los vinos blancos nos pueden recordar a frutas amarillas y blancas, como es el caso de nuestro Albillo Real.
El mejor modo de conocer la forma de hacer el examen olfativo de un vino es catando. Por eso, te esperamos en nuestras visitas a bodega para catar junto a nuestro equipo técnico y poner en práctica todos nuestros consejos.